al otro lado del Rin ahí está la mía tuya el acorde melodioso vagando y lugar. sobre la acera Mordí los corazones de las salamandras como arándanos rojos crujientes descubrimientos bajo las cenizas. En memoria de haber sido la duda esta en camino de sus escapadas pasadas la sombra del destino se cierne. pulga en el oído pelo de la barbilla maravillas deliciosas aún no había tomado un nombre. No culpemos más estos hombres con crías cansadasestemos en la ventana para recoger el aliento de los poulbots de un liquen agridulce exhalando para estar equivocado como el sonido de los zapatos planchados sacarle el ojo al merodeador. 834