al otro lado del Rin

 
 
 al otro lado del Rin   
 ahí está la mía tuya   
 el acorde melodioso   
 vagando y lugar.      
  
 sobre la acera   
 Mordí los corazones de las salamandras   
 como arándanos rojos crujientes   
 descubrimientos bajo las cenizas.      
  
 En memoria de haber sido   
 la duda esta en camino   
 de sus escapadas pasadas   
 la sombra del destino se cierne.      
  
 pulga en el oído   
 pelo de la barbilla   
 maravillas deliciosas   
 aún no había tomado un nombre.      
  
 No culpemos más   
 estos hombres con crías cansadas
 estemos en la ventana   
 para recoger el aliento de los poulbots    
 de un liquen agridulce   
 exhalando para estar equivocado   
 como el sonido de los zapatos planchados   
 sacarle el ojo al merodeador.      
  
  
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