férula vituperante de tu voz la estrella de nuestros amores llorar de alegría cuesta arriba pendiente suave de nuestro escape.
Asustado con tanta ternura el soldado giró su arma bajo el abedul tembloroso de otoño asunción de la pelota sin que la luna se apague. Caminar caminar al borde del acantilado conformarse con poco cierra tus ojos el spray tan bajo en el horizonte de un sentimiento supremo.
llama al bedel dile que me estoy muriendo entre campanillas y arándanos bajo el dosel estrellado con una bóveda soberbia que la tormenta hubiera refrescado de su carruaje ruidoso.