dio la vuelta a la casa
Los niños pelirrojos de Aveyron
Para empujar
En cualquier momento del día
Esperando que las donas de ayer
Estar dispuesto de nuevo.
La toalla alrededor del cuello
En el piso pulido
patinar resbaladizo
levantaron la falda
Del mantel del desayuno
lejos de los adultos que consienten.
capa suave
árboles al unísono
Sólo un minuto
Para un estallido sensual
Toca la base del cuello.
De la pulpa del dedo.
Mujer libre
cuyo cuerpo no está alienado
Si ella llora o gime
caminando riendo
no desflorar
Sólo en caso de júbilo.
De camino a Laroussière
En brazadas llenas de infancia
fue suficiente para poner el helecho
Para huir del Gran Norte
Entra en la luz
Y estremecerse como un maníaco.
El azar está esculpido
Con destellos de encuentro
sin cosas vulgares
Para la mirada desnuda y serena
Sonreír
Entre el plexo y el estómago.
niña conquistada
sin trivialidades
la línea de flotación
Oportuno
brecha íntima
Para aprovechar por el placer de leer.
Un dosel de cama imaginario
sin acera
Espacio abierto al anonimato de la multitud
en el rellano
La proyección de la araña
brazos sin fin.
enrollar enrollar
Codos en las costillas
Un beso por viático
El ojo negro del carbón
Untado en maquillaje
Separar los labios para siempre.
lluvia de caramelo
En las hojas de la haya
Hizo entretenimiento
En el tono de tu voz
Embalsamado en la memoria
De ti, vivo, él era.
Cara a cara
Tuvimos que guardar las bicicletas.
por acercarse
Arrugar la seda de la mirada
sin el cual la conmoción
no podría haber sido mejor.
Pobre y frágil
Preguntándome si llegaría el día
De su ligereza
Ajustando tu kimono
cigarrillo en mano
El escote incierto.
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